Geometría del reverso,  relato

Brian en plano


Se trata de Brian.

Brian está completamente borracho, buscando su vaso bajo la mesa, sin darse cuenta de que lo volcó ya hace minutos contra la pared. Está mirando tras las patas pero no puede ver demasiado bien, o quizás no puede pensar del todo bien. Es una noche de fiesta y ya le he visto probar tres o cuatro licores diferentes, algo que normalmente no hace. Brian no bebe normalmente tanto.

Tengo calor. Esta habitación antes no era tan grande, pero ahora hace calor y todo está húmedo. Tengo la sensación de estar en la boca de algún animal de intestinos reverberantes.

Brian no tendría que haber bebido tanto, el alcohol te hace este tipo de cosas, por eso yo no bebo demasiado. Yo estoy alerta, como un halcón. El X te hace esto. Facilita ver las cosas de verdad y el estar alerta de verdad en una fiesta como ésta, en una habitación que no es la mía y que antes no era tan grande como ahora. Por eso tomo X de vez en cuando, para verlo todo. De verdad. Ahora puedo ver hasta las ondas que crean los altavoces con cada golpe de música. Mueven el aire con resignada elegancia.

Brian ha encontrado un vaso y cree que es el suyo pero no es así. Ese es el vaso de la chica rusa. Creo que hoy Brian quiere olvidarse del mundo, y minucias como la propiedad de un vaso no le importa demasiado. Por eso bebe el líquido ajeno que está frío. Tan frío. La chica se da cuenta y le mira con cara de asco. Creo que es cara de asco, no puedo ver toda su cara, está demasiado oscuro. Tiene cara de tundra y celebración pálida de final de invierno. Es hermosa.

Esta fiesta es de las buenas. Buena cerveza, buena música y buena gente. Debería hablar con la chica rusa. Algo sucede en el fondo de la sala, una pareja baila. La chica rusa se ríe. Su risa es como acariciar una pared recién pintada. Alguien hace una foto y el techo se vuelve visible por un enorme segundo. La habitación parece otra vez pequeña. Destenso los puños. Me duele la mandíbula. La chica rusa apoya su mano sobre el hombro de un chico de piel oscura que lleva un pantalón de deporte blanco y una camiseta roja con un pájaro enorme. Él la mira y sonríe con dientes que parecen billar solo para ella… aunque yo también lo puedo ver porque estoy en el suelo.

Respiro con fuerza y noto que mis dedos no se mueven. Tengo dos vasos en las manos. Dos vasos idénticos, de cristal rojo. Sonrío. Todo el mundo tiene vasos de plástico pero yo tengo dos de cristal. Esto es bueno. El cristal es real, se puede romper, existe y hace un hermoso sonido cuando se frota. Muevo las manos con cuidado y acerco los bordes de los vasos hasta que apenas se rozan. Uno de ellos parece silbar un poco. Esto es divertido, pero me duele la cabeza. La cabeza. Por el silbido del vaso, quizás. Escucho dos veces el mismo verso y me tiemblan los dedos. La música se estira un poco y la siguiente nota no termina de llegar.

Algo pasa.

La habitación parece moverse un poco, parece elevarse y volver a su posición inicial, la luz cambia, algunas personas se mueven en las sombras hacia otras partes, la mesa se me acerca, los olores no son los mismos. La moqueta está ahora mojada bajo mis manos. Mi estómago se desanuda y noto con vibrante claridad que voy a vomitar, bebo rápido el contenido el vaso buscando calma y noto, con horror, que no se trata de zumo de manzana sino de cola con ron. Me rindo.

Vomito hacia la izquierda. Me duele brutalmente la cabeza. Noto la arcada forzando mi diafragma. Un reguero final de vómito resbala por mi barbilla. La música sigue sonando, pero un par de personas se han dado cuenta de mi estado. Escucho a alguien gritar y supongo desprecio. Miro en esa dirección y veo a la chica rusa que trabaja en el campus de al lado, dos de sus amigas están junto a ella y también me miran. Me levanto del suelo con rapidez y trato de explicar que estoy bien, que no estoy borracho, entonces me doy cuenta de ello; realmente no estoy borracho, ni puesto, ni ningún otro tipo de alteración. Estoy sorprendido.

La chica rusa me mira asqueada y yo no puedo hacer otra cosa que dejar el vaso sobre la mesa y fijarme en la escena que me rodea: luces parpadeantes al ritmo de dubstep. Una decena de estudiantes borrachos que se contonean a veces al batido de percusiones que marcan unos bajos desproporcionadamente graves. Caras desencajadas en muecas de placer o sufrimiento. Ojos que no miran sino intuyen. Manos apáticas. Cuerpos que chocan entre sí sin darse cuenta. Un hilo de vómito resbala sobre mi mano derecha y comprendo que es mi mano la que está mojada. La chica rusa se aleja en busca de algo, posiblemente de alguien.

Debería marcharme de aquí. Algo no está bien.

Me limpio la boca estirando la manga de mi camiseta y camino hacia la puerta, escuchando voces que parecen llamarme. La puerta es pesada cuando la abro y el aire del pasillo me recibe como un golpe frío. Al fondo hay dos chicos que están sentados en el suelo, mirando algo en una tablet. Camino en la dirección contraria dejando el temblor atrás.

Doblo una esquina y me encuentro con un grupo de estudiantes hablando junto a la puerta de una habitación de la que sale música. Varios de ellos se quedan callados y me miran. Creo que uno de ellos está conmigo en clase de física. Intento sonreír mientras paso entre sus piernas pero creo que no resulto demasiado convincente. Llego a la salida y empujo la barra horizontal que me lleva a la calle. Respiro con nerviosismo mientras bajo, de dos en dos, los escalones de la entrada. Es una noche de luna casi llena y música de diferentes fiestas llega desde los dorms. Esta es una noche de sábado cualquiera en el campus. Y yo ya no estoy borracho. Extraño.

No sé qué hacer. Empiezo a caminar había casa con la convicción de estar soñando. ¿Es esto, quizás, producto del X? ¿Pienso que puedo pensar con claridad pero, realmente, sigo tumbado y babeando sobre la moqueta de la fiesta?

Oigo varias sirenas atronando a lo lejos. Me giro y veo luces rojas y azules que se acercan. Veo cómo tres camiones de bomberos aparcan en desorden frente al dorm. Esta es una zona de estudiantes. Siento un hormigueo frío en los dedos de los pies. Los pelos se me ponen de punta. Tengo frío y veo mi propio vaho en el aire. Veo acercarse una ambulancia y aparcar junto a la entrada principal. Dos hombres salen por la parte trasera del vehículo y comienzan a montar una camilla.

Algo grave ha pasado en el campus. Algo ha sucedido en alguna habitación, quizás algo sucedió incluso en mi propia fiesta, mientras yo estaba por los suelos. Quizás solo percibí la periferia del fenómeno, pero algo más tuvo lugar. Y yo no lo vi. Esto no está bien.
Me duele la cabeza. Creo que mejor me voy a dormir.

Varios coches de policía se acercan por la calle, también con sirenas, también a alta velocidad.

No me puedo quedar aquí. No me había dado cuenta de lo nublada que está la noche de luna. Empiezo a caminar por la calle y veo gotas de sangre en mi mano. Mi nariz sangra. Extraño.

Sigo caminando. De camino a casa. La calle que recorro cada día me parece terriblemente ajena. 

No sé qué pensar.


[foto]

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