poema

El tiempo esquivo

Mi hermosa gente ríe,

como siempre,

en su noche casi eterna.

El ritmo de los vasos

es el mismo;

tiro dados

de alegre azar repetido

tantas veces,

que sale un uno

y un dos; 

que sale un seis, 

con un cinco. 

Esquivo

dudas serias

con obviedades terribles

en el medio de la noche,

ante el espejo,

entre latidos

de movimiento mecánico.

Tengo

la edad que tenía mi padre

cuando yo aprendí a leer

y estoy

por primera vez de vuelta

en mi país.

Sin tiempos

ni ruidos.

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